Antes de los procedimientos quirúrgicos electivos, sean ambulatorios o con internación, el equipo quirúrgico puede solicitar al paciente que acuda a un centro especializado para una evaluación preoperatoria formal con el fin de minimizar el riesgo mediante la identificación de alteraciones corregibles y determinar si se requiere monitorización y tratamiento preoperatorio adicional. El objetivo de una evaluación preoperatoria completa debe ser proporcionar a los pacientes un plan quirúrgico personalizado para minimizar el riesgo quirúrgico y las complicaciones posoperatorias. En algunos casos, los procedimientos electivos deben retrasarse cuando sea posible para que ciertos trastornos subyacentes (p. ej., hipertensión, diabetes, anomalías hematológicas) se puedan controlar de manera óptima. En otros casos, los pacientes considerados de alto riesgo para cirugía mayor pueden ser identificados antes de la cirugía como candidatos para intervenciones menos invasivas.
Una evaluación médica preoperatoria completa puede requerir la opinión de profesionales no quirúrgicos (p. ej., internistas, cardiólogos, neumólogos) para ayudar a evaluar el riesgo quirúrgico. Estos consultores también pueden ayudar a tratar la enfermedad preexistente (p. ej., diabetes) y a prevenir y tratar las complicaciones perioperatoria y postoperatorias (p. ej., cardíacas, pulmonares, infecciosas).
Debe conocer que…
- Síntomas actuales que sugieren una enfermedad cardiopulmonar activa (p. ej., tos, dolor torácico, disnea durante el esfuerzo)
- Factores de riesgo para hemorragia excesiva (p. ej., trastorno hemorrágico conocido, antecedentes de hemorragias durante anteriores procedimientos)
- Factores de riesgo para infección
- Factores de riesgo para enfermedad cardíaca
- Trastornos que se sabe aumentan el riesgo de complicaciones, sobre todo hipertensión, enfermedad cardíaca, renal o hepática, diabetes, asma y enfermedad pulmonar
- Cirugía y anestesia previas, sobre todo sus complicaciones
- Alergias
- Tabaco, alcohol u otras substancias
- Uso actual de fármacos con prescripción y sin ella
El examen físico debe apuntar no sólo a las áreas afectadas por el procedimiento quirúrgico, sino también al aparato cardiopulmonar y a la búsqueda de signos de infección en curso (p. ej., de las vías respiratorias superiores, la piel).
Debe señalarse cualquier disfunción cognitiva, sobre todo en pacientes ancianos a quienes se les administrará un anestésico general. La disfunción preexistente puede ser más evidente en el posoperatorio y, si no se detecta de antemano, puede interpretarse como una complicación quirúrgica.
- En general, se realizan hemograma completo y análisis de orina (glucosa, proteínas y células). El hemograma completo es particularmente relevante en pacientes > 65 años.
- Se determinan los electrolitos y la creatinina en suero y la glucosa plasmática a menos que los pacientes se encuentren muy saludables y tengan < 50 años de edad, el procedimiento sea considerado de muy bajo riesgo.
- Los estudios de coagulación y el tiempo de sangría son necesarios solo si los pacientes tienen un antecedente personal o familiar de diátesis hemorrágica o un trastorno asociado con sangrado.
- El ECG se realiza en pacientes con riesgo de enfermedad coronaria, incluidos todos los hombres > 45 años y las mujeres > 50 años, y en pacientes con obesidad mórbida (índice de masa corporal ≥ 40 kg/m2) con al menos un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular (p. ej., diabetes, tabaquismo, hipertensión o hiperlipidemia) o escasa tolerancia al ejercicio.
- Radiografía de tórax solo en pacientes con síntomas o factores de riesgo para la enfermedad cardiopulmonar subyacente.